Apósitos reductores de cicatrices
La cicatriz es una alteración de la piel a consecuencia de un daño ocasionado y surge en el proceso de reparación epitelial. La restitución del tejido dañado (por herida, quemadura, intervención, traumatismo, etc.) se realiza mediante el crecimiento de los unas células (fibroblastos) residentes en el tejido conectivo que sintetizan unas fibras en forma de entramado y que juegan un papel esencial en la curación de las heridas y lesiones dérmicas.
La proliferación de estas células en la reparación, acumulando fibrina y colágeno, consigue cicatrizar la herida o lesión pero puede ocasionar la cicatriz o queloide apareciendo en esa zona hundimientos, abultamientos o bordes e incluso dando a esa piel una coloración distinta. El aspecto final de una cicatriz depende de diversos factores: el tipo de piel, la edad de la persona, la dirección de la herida, la localización en el cuerpo y el estado nutricional.
El tratamiento de las cicatrices hipertróficas y queloides, tanto antiguas como nuevas, puede hacerse con varios productos farmacológicos (pomadas, aceites y parches) que mitigan en gran manera el aspecto de las mismas, dependiendo el resultado final de la etiología de esa cicatriz en concreto.
Al uso común del aceite de rosa mosqueta se han añadido en los últimos años una serie de apósitos, de distintas características, que mejoran la lucha contra ese problema estético que ha llegado a ocasionar incluso complicaciones psicológicos a algunas personas.
El aceite de rosa mosqueta se obtiene al prensar en frio las semillas del arbusto y contiene ácidos grasos esenciales (linoléico, oleico y linolénico), nutrientes muy importantes relacionados con la regeneración de los tejidos. Numerosos estudios científicos han demostrado esa poderosa capacidad cicatrizante natural (además de su utilidad para difuminar y eliminar manchas, suavizar arrugas y redistribuir la pigmentación) aplicándolo varias veces al día sobre la zona a tratar.
Los apósitos reductores de cicatrices (de poliuretano o silicona) son un paso más en el combate contra esas lesiones dérmicas y de mayor rapidez y efectividad que el aceite arriba indicado. Se comercializan en distintas medidas.
Parche silicona para reducir las grandes cicatrices
Un grupo de investigadores de la Universidad de Stamford (EEUU) ha desarrollado un parche de silicona que, a tenor de los primeros ensayos, podría mejorar el proceso de cicatrización.
El apósito se aplica sobre la herida y reduce las fuerzas mecánicas. Ha mostrado buenos resultados en mujeres sometidas a abdominoplastia
La regeneración de nuestra piel no es perfecta, especialmente cuando está sometida a grandes tensiones, como sucede en muchas intervenciones quirúrgicas. Por muy bien suturada que esté una incisión, lo más probable es que se forme tejido cicatricial que, si es muy extenso, puede causar incluso problemas de movilidad.
El parche se pega sobre las incisiones una vez retiradas las suturas y al contraerse proporciona una presión uniforme en toda la zona.
Los resultados de esta prueba de concepto, publicados en 'Annals of Surgery', son positivos. Las participantes utilizaron el apósito de silicona en una mitad de la incisión y en la otra mitad no. Al cabo de un tiempo, un grupo de tres cirujanos plásticos independientes y de tres voluntarios evaluaron el aspecto de las cicatrices sobre una escala de 100.
Para los voluntarios, la apariencia de las zonas tratadas obtuvo una media de 13,2 puntos más. Para los expertos, estaba más de 39 puntos por encima. En ambos casos, la diferencia era muy significativa, según los autores, que ya están diseñando ensayos clínicos más amplios para probar su invento.
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